martes, 31 de agosto de 2010

LA IDEA DE AMÉRICA LATINA

Título: La idea de América Latina
Autor: Mignolo, Walter
Editorial: Gedisa
Primera parte

En este ensayo, se propone separar el nombre del sub-continente de la imagen cartográfica que tenemos de él. “La Tierra no fue creada y dividida en cuatro continentes desde sus inicios por un ser divino. América, el cuarto continente, se anexó a los tres que la Cristiandad había imaginado y que San Agustín señaló en La Ciudad de Dios (…) Antes de 1492 América no figuraba en ningún mapa, ni siquiera en los de los pueblos que vivían en el valle de Anáhuac (territorio Azteca) ni Twantinsuyu (Territorio Inca). Los españoles y los portugueses, únicos ocupantes europeos durante el siglo XVI, bautizaron el continente cuyo control y posesión estaba en sus manos. Hoy en día resulta difícil pensar que los Incas y los Aztecas no vivían en América y más aún que no vivían en América Latina.”
En el prologo el autor explicita que divide la teoría en tres momentos histórico-estructurales heterogéneos en la relación entre los imperios y las colonias. El primero conforma la concientización de la existencia de América por parte de Europa. El segundo coincide con la aparición de la Latinidad como doble identidad imperial y colonial. El tercero se centra en la ideología de una división continental que se observa mundialmente entre América Latina y América Sajona.
Contextualizando en estos tres momentos históricos, el autor desarrolla diferentes conceptos que sustentan la Idea de América Latina como un continente inventado por Europa, el concepto de “Descubrimiento” que se nos ha inculcado desde la educación primaria se devela y desteje en varios conceptos dejando la invención, la revolución, el racismo, la masacre, la supresión y la imposición en evidencia. Los relatos que hablan del “Descubrimiento” no son los de los habitantes de Anáhuac ni Twantinsuyu, sino los europeos. La idea de América, entonces, es una invención europea moderna limitada a la visión que los europeos tenían del mundo y de su propia historia, es lógico que la colonialidad fuera pasada por alto o disfrazada de injusticia necesaria en nombre de la justicia. Colonizar a un pueblo consiste en apropiarse de su territorio y de su historia, de su ideología y de su idiosincrasia, eso fue lo que hicieron los portugueses y españoles y bautizaron el continente para comenzar a planificar también una organización social, religiosa, política y económica igual a la que tenían en Europa.
Mignolo plantea la dicotomía o la doble cara de la moneda en dos términos claves, Modernidad/Colonialidad: “Desde la perspectiva europea la modernidad se refiere a un periodo de la historia que se remonta al Renacimiento europeo y al descubrimiento de América. Desde la perspectiva del otro lado, el de las ex colonias portuguesas y españolas de América del sur, la idea propuesta por los intelectuales es que la idea de la modernidad va de la mano con la violencia de la colonialidad.” Por lo tanto, la ideología clave de América Latina, que complementa al conservadurismo, el liberalismo y el socialismo, es el colonialismo. Que se manifiesta como una ideología oculta bajo la promoción de las otras, que hacen positivo el progreso de la modernidad y favorecen la elocuencia de la misma. De esta manera las diferencias coloniales se transforman en valores y el poder colonial se naturaliza bajo el proyecto próspero de la modernidad. Entonces el colonialismo es la ideología innombrable, aquella que todos desean terminar y que consideran un proceso desagradable pero necesario, los proyectos explícitos se describen con términos positivos: civilización, desarrollo, democracia, modernización y socialismo.
Detrás de esa retórica el colonialismo convirtió las colonias en entidades marginales, temporal y espacialmente, es el complemento del imperialismo que se implementa a través de la colonialidad, que solapado siempre bajo la modernidad, promueve y lleva a cabo la supresión de todo aquello que se opone a su marcha y no se encuentra en su paradigma, cambia la historia de los pueblos y la distorsiona según su beneficio.
Otro concepto que desarrolla el profesor es el de Latinidad, que lo presenta como una identidad racial. Detrás de éste concepto se esconde el racismo que margina por el color de la piel, el aspecto físico, la lengua o la religión. Separando a los individuos en tres categorías: “seres Humanos de primera” que eran los españoles, cristianos, blancos; los criollos y mestizos eran considerados como “seres humanos de segunda clase” y dejando al margen de la categorización a los indios y africanos, que no eran considerados seres humanos.

Valeria Schiappapietra

1 comentario:

  1. que bueno, me encantó.

    Un latino, somo todo latino...
    lo latino somo así, somo latino, latino... lati... no

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