Llegará un día en que ya
no habrá poesía,
Cuando estemos cerca de
la cima de nuestra evolución
Y seamos dioses y lo
sepamos todo
Y no será necesario
nombrar nada, ni decir algo
No habrá bibliotecas, ni
libros, ni cartas, ni garabatos en un papel
Ya no existirá el Arte y
ni las noticias del mundo
Estaremos en silencio bajo
el sutil sonido del universo expandiéndose
Sabiéndolo todo, todo el
tiempo, en la inmanencia del conocimiento
Entonces, extrañaremos
la ignorancia, el descubrimiento por hacer,
La historia por
imaginar, la incertidumbre de vivir,
la sorpresa tras el
párpado del día